Ayer leyendo las noticias una en concreto llamó mi atención, el título invitaba a leer el resto, y es que decía que según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Uppsala, los bebés que conviven con perros tienen menos riesgo de desarrollar asma a la edad de seis años, concretamente las posibilidades se reducen hasta en un 15%. El estudio concluye que la exposición de los bebés a los perros en sus hogares durante el primer año de vida está asociada con la reducción del asma en el futuro como han publicado en la revista científica JAMA Pediatrics.
No explican el porqué de este efecto protector, aunque investigaciones anteriores se centran en la presencia de altos niveles de bacterias presentes en el polvo ambiental producidas por el perro que generan un fortalecimiento del sistema inmune, como si fuese una especie de vacuna que evita la enfermedad.
La verdad es que esta noticia no me a sorprendido, siempre he pensado que los animales de compañía traen más beneficios a los hogares que problemas.
En casa estamos encantados con Nut, nuestra perrita Bóxer, desde que nació Biel se han convertido en grandes amigos, compañeros de juegos, cómplices de trastadas...
Para Biel, Nut es uno más de la familia, y yo tengo presente que esta amistad ayuda a Biel en su desarrollo integral. No solo a nivel psicomotor sino también a nivel social e intelectual.
Sus juegos locos llenos de brincos les hace felices a los dos, Biel a aprendido qué es un perro gracias a Nut, a ladrar, a respetar y querer a los animales, a confiar en ellos...
Cuando Biel pasea a Nut los dos están haciendo un ejercicio increíble de respeto y confianza.
Nut no es solo un perro, es parte de nuestra familia, es parte de nosotros.
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