Desde que nació mi pequeño le he ido contando cuentos infantiles cortos, al principio no paraba atención, después ya empezó a mirarme y ahora cuando empiezo el "había una vez..." Con la entonación adecuada empieza a reírse, no se sí es por el simple hecho de hablarle cerca de su cara y oír los diferentes tonos de voz que le hago dependiendo de los protagonistas que van hablando o simplemente por el placer de escuchar un cuento. Yo quiero creer que le encantan los cuentos que le explico y por eso se pone tan contento.
Es verdad que los bebés no entienden los cuentos como un niño de cinco años pero perciben el cuento como el hecho de que le estamos dedicando un tiempo para él, lo interpreta como un acto de amor, y así se van estableciendo lazos de afectividad. También va explorando y desarrollando los sentidos con los tonos y volumen que ponemos cuando le contamos un cuento, con las ilustraciones que ve en los libros cuando le señalamos que esa imagen es una gallina con sus pollitos o un perrito comiendo un hueso. Los bebés tienen una esponja por cerebro, y los cuentos que les contamos les ayudan a ir adquiriendo vocabulario, a desarrollar la memoria y fomentar la imaginación.
No hay que esperar a que empiece a hablar para introducirle en el mundo de los cuentos, es más, se recomienda leer cuentos a los niños desde que nacen.
Cada noche antes de irnos a dormir tenemos la costumbre de leer un cuento al peque, él nos escucha, se relaja, mira las imágenes, señala los personajes, se acurruca y a veces con un poco de suerte hasta se duerme.
No se a quien le gusta más este momento, si al papi, al peque o a mi.
El lazo que nos crea ese momento para mi es especial y por eso quería compartirlo con vosotros. Así que he decidido hablaros de un cuento de los que nos gustan cada semana.
Esta semana, y abriendo la lista, quiero hablaros de "La harina mágica de Lolo".
Es un cuento con una historia de fácil lectura y muy entendible para los peques. El cuento narra la historia de un pastelero que vive en un pueblecito donde todos sus habitantes confían los unos en los otros, donde hay armonía y lleno de buenas personas que se respetan; Lolo, el pastelero, necesita un ingrediente mágico para que sus panes y pastas tengan mejor sabor y mejor aspecto, y para ello recurre a la ayuda de un mago que le dará la solución a sus problemas. Pero Lolo no está sólo, le acompaña Pelbel, un gatito muy travieso que rápidamente nos robo el corazón por lo simpático que es. Lolo con la ayuda del mago al fin consigué ser mejor panadero de lo que ya era antes, y así ofrecer un mejor producto a todos sus vecinos. La historia esta llena de mágia...Y ya no os cuento más! Jajaja
Las ilustraciones llaman mucho la atención porque son muy coloridas y alegres. Y al final del cuento te dan la oportunidad de realizar una actividad de repostería en casa, dándote una receta súper fácil para hacer en familia!!!
Es un libro de los que deberíais tener en vuestra biblioteca ya que la editorial "Creatividad en letras" trabaja las cualidades de las personas por encima de lo material con una colección cuentos que pretende fomentar la creatividad y los valores de cada individuo. Os lo recomiendo 100%!!!
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La harina mágica de Lolo
Lorena Pérez Juan – Xavier Reñé Pascual
Ed. Creatividad en Letras
Los beneficios de esta actividad tan familiar son muchísimos pero yo destacaría la estimulación y la adquisición del lenguaje. Leer con regularidad cuentos a niños pequeños desde su nacimiento estimula de manera óptima su cerebro y refuerza la relación con los padres en un momento crucial de su desarrollo.
Según los neurólogos, una parte importante del desarrollo del cerebro se da durante los tres primeros años de vida. La estimulación adecuada del niño durante los primeros tres años de vida contribuirá a desarrollar sus aptitudes y capacidades. Y eso implica también la lectura.
Un estudio asegura que a los bebés a los que se les ha contado cuentos, cantado nanas y canciones infantiles se convierten en niños más despiertos, más seguros afectivamente, y tienen más probabilidades de ser en el futuro buenos lectores.
Y por último os dejo unos cuantos consejitos que publiqué hace tiempo pero que no está mal volverlos a recordar.
Estrategias para tener el éxito asegurado:
• Bebés de 0 - 6 meses:
Puedes aprovechar sus momentos de tranquilidad para leerle un cuento. No te preocupes por la complejidad del contenido de los cuentos ya que, en esta edad, lo que más le gusta al bebé es sentir tu voz y tu cariño.
La entonación de tus palabras ha de ser suave y con esa musicalidad que caracteriza a tu voz cuando le hablas.
Puedes tomar al bebé en brazos y contarle los cuentos que conoces o que vas aprendiendo o, por supuesto, se los puedes leer.
Si el cuento contiene canciones, nanas o rimas tienes el éxito asegurado.
A partir del cuarto mes el bebé ya es capaz de distinguir un rostro feliz y otros rostros que demuestren distintos tipos de gestos (la sorpresa, el enfado o la indiferencia). Así pues, puedes utilizar los gestos de tu cara como una estrategia más.
• Bebés de 6 - 9 meses:
Entre los siete y los nueve meses comienzan a captar algunos fragmentos de la lengua materna. Es importante que les contemos el cuento de una manera tranquila y pausada.
Al bebé le gusta que le cuentes y que le cantes. También le fascina escuchar música. Así es que los libros que incluyen juegos y canciones resultan muy adecuados sobre todo en los momentos previos al sueño.
Convertiremos el cuento en un juego cuando se trate de libros con ilustraciones de animales. Más que la propia historia le sorprenderá que le enseñes el sonido que emiten los protagonistas (perro: “guau”. vaca: “muuu”) y que el bebé disfrutará imitando hasta que por fin consiga establecer la relación que hay entre el animal (por ejemplo, la vaca) y el sonido que le caracteriza (el mujido).
Le mostraremos las ilustraciones en todo momento. Les llama la atención los dibujos complejos y los pequeños detalles. Les iremos señalando el dibujo al mismo tiempo que lo nombramos. Repetiremos esta acción tantas veces como sea posible. Llegará un momento en el cual el bebé señalará el dibujo que representa al objeto, animal o persona cuando le preguntemos dónde se encuentra.
Al final de esta etapa de edad ya podemos ponerles a su disposición los llamados libros interactivos. Los más adecuados son los de tela o plástico porque son irrompibles y mucho más agradables para ellos. Resultan más apropiados aquellos que tengan distintas texturas, puesto que el bebé ya empieza a distinguir algunos materiales al tacto, que aquellos que contienen dispositivos que emiten sonidos al ser oprimidos por el bebé.
• Bebés de 9 - 12 meses:
Cuando se acerquen a la edad de 12 meses, como la comprensión del lenguaje ha mejorado mucho, podemos contarle cuentos que traten sobre normas, prohibiciones, órdenes y otras frases que habitualmente utiliza el adulto con él.
Cuentos que contengan elementos repetitivos y frases que se puedan cantar.
Cuentos con gestos (asentimiento, negación con la cabeza, despedida). Estos gestos culturalmente determinados aparecen en el sexto mes.
Cuentos que “tengan como protagonista” el sonido de una letra: “p”, “t”, “m”. Hacia los 10 meses aparece la imitación correcta de los sonidos. A los 12 meses ya es normal que el niño pronuncie correctamente estas consonantes.
No nos olvidemos de que al bebé le sigue gustando imitar sonidos y que le enseñemos sonidos nuevos para poder reproducirlos. Ya puede imitar acciones sin que las tenga que ver u oír previamente. Ante el sonido de la música, del batir palmas, o de una canción, comienza a moverse como si bailara.
• Niños de 1 - 2 años:
Cuentos o canciones que se puedan representar con gestos sencillos (por ejemplo, cruzar y descruzar los brazos, frotarse las manos) y que el niño ya puede imitar correctamente.
Aparece el juego simbólico, resultarán apropiados cuentos que relaten historias que tengan que ver con la vida cotidiana del niño y que podamos transmitir a través de gestos al mismo tiempo que los mencionamos.
Como ya tiene cierta autonomía, existe la posibilidad de dejar que disfrute solo –aunque con nuestra vigilancia– con aquellos libros que entran en la categoría de “juguetes didácticos” ya que les permitirá poner en práctica ciertas habilidades.
Escogeremos cuentos de imágenes cuyas ilustraciones podamos relacionar entre sí, por ejemplo: una manzana y un gusano, una gallina y un huevo, un niño y una pelota ....
• Niños de 2 - 3 años:
A esta edad:
- Le gusta mirarte a la cara, atendiendo a los gestos que pones.
- Es capaz de recordar historias sencillas y, alrededor de los dos años y medio, entiende relatos y expresiones del lenguaje más complejas.
- Ya señala perfectamente las imágenes de los libros.
- Recuerda rimas y canciones sencillas, y reproduce los gestos que las acompañan.
- Sabe si nos hemos saltado una página de su cuento favorito.
Libros con ilustraciones: No todos los libros que pongamos en sus manos tienen por qué relatar una historia.
Vocabulario: Contamos con libros que se orientan a la adquisición de vocabulario del bebé a través de fichas con ilustraciones. A los dos años, tiene un vocabulario de 50 palabras pero comprende el significado de cientos de ellas así es que podrá ir nombrando los dibujos que contiene el libro e incluso, a partir de ellos, será capaz de inventar historias sencillas.
Números: Comienza a comprender el sentido de cantidad. Cuando habla añade siempre “s” a las palabras para hacer el plural. Por lo tanto, podremos ir introduciendo libros que contengan elementos numéricos.
Las partes del cuerpo: adquiere conciencia de sí mismo. Ya sabe si es un niño o una niña y distingue las partes del cuerpo.
Los colores: Clasifica las cosas a partir de una característica simple: separa lo rojo de lo azul, por ejemplo.
Contrarios: Distingue grande-pequeño, ancho- estrecho, arriba y abajo...
• A partir de los 3 años:
Comienza a utilizar palabras como “si...” y “porqué”, así es que tendrá especial interés en los cuentos con moraleja claro que esto requiere una conversación posterior a la lectura del cuento.
Empieza a adquirir la conciencia de las explicaciones y de la negociación. Por ello, hará preguntas acerca del mundo que le rodea (la época de los “porqués”). Los cuentos que podemos escoger para esta etapa son aquellos que transmitan aprendizajes sencillos adecuados para la edad.