1. De boca arriba a boca abajo. Persiguiendo un juguete atractivo, tu bebé conseguirá ponerse boca abajo. Al principio no podrá mantener la cabeza erguida el tiempo suficiente ni organizarse para sacar las manos que quedan prisioneras bajo el peso del pecho. Poco a poco descubrirá que puede colocar los brazos estirados como punto de apoyo y cotillear todo lo que sucede a su alrededor.
2. Sobre el abdomen. Se lo permitirá la madurez que el tono muscular de la espalda y los abdominales han ido alcanzando con el ejercicio de las etapas anteriores. Podrás verle estirarse de emoción haciendo “el avión” como si se entrenara para liberar, algún día a voluntad, las manos y las piernas para arrastrase o girar.
3. Gira sobre el ombligo. Atraído por los objetos que hay a su alrededor y liberadas sus manos, tu bebé se ayudará con ellas para girar sobre el ombligo. Al principio, sin apoyo de las piernas, que se incorporarán al movimiento de forma coordinada poco después.
4.Se desplaza hacia atrás como un gusano. Del giro al desplazamiento hacia atrás, sólo hay un paso. Cuando menos te lo esperes, habrá llegado bajo la mesa del comedor empujando con sus manos y deslizándose hacia atrás. Avanzar será un reto más difícil, tendrá que extender las manos y apoyar los codos para arrastrar todo su cuerpo hacia delante. Colócalo abrigado con monos enteros sobre un suelo deslizante como el parquet.
5.Repta como un pequeño lagarto. En el “gusanito” las piernas quedaban quietas como una cola de pez. La emoción de perseguir juguetes hará que tu bebé patalee emocionado y poco a poco, coordine sus movimientos hasta dar forma a un reptado en el que avanzará, alternando, mano y rodilla contrarias.
6. Gatea y se sienta. Levantar la barriga y ponerse en postura de gateo requiere equilibrio y tensión en los abdominales y glúteos. Tras un tiempo de jugar a mecerse y canturrear en esta posición, como calentando motores, podrás ver a tu bebé avanzar ligeramente las manos y arrastrar las rodillas detrás. Algunos bebés perfeccionan este movimiento dando saltitos en lo que se conoce como “conejeo”, antes de que aparezca el gateo propiamente dicho, en el que avanzará adelantando mano y rodilla contrarias. Tu bebé domina ahora los cambios de postura: del reptado, al gateo y del gateo, aparecerá de forma natural el sentado.
7. Del oseo a ponerse de pie y andar. Buscando apoyo, tu hijo se pone de pie. Coincidiendo con el placer de andar de lado agarrado a los muebles, –y sólo en los gateadores muy experimentados– se puede observar por algunos días el oseo: el niño se desplaza a gran velocidad apoyado en las manos y en los pies, sin apoyar las rodillas. Tu bebé querrá ponerse de pie agarrándose a cualquier parte, y te demostrará que está realmente maduro para andar cuando, partiendo de la postura de gateo, plante los pies y se ponga de pie sin apoyarse en ningún mueble. Hacer esto implica una gran potencia muscular y una buena dosis de equilibrio.
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